Felipe Santiago Salaverry del Solar (1806-1836), nació en Lima el 3 de mayo de 1806. Hijo de Felipe Santiago Salaverry y Ayerdi, contador de las rentas del tabaco de Arequipa (1812-1813), y de la dama limeña Micaela del Solar y Duque de Estrada, limeña. Cursó gramática latina en la Universidad de San Marcos (1817) y retórica y latín en el convictorio de San Carlos (1818-1819). Como interno estudió matemáticas, lógica y música en el colegio de San Fernando (1820). A finales de ese año, contando sólo con catorce años de edad, se escapó de la casa de sus padres y se presentó ante San Martín en el cuartel general de Huaura, junto con Juan Antonio Pezet. Incorporado al batallón “Numancia” hizo la segunda campaña de la sierra central bajo las órdenes del general Juan Antonio Álvarez de Arenales, combatiendo luego en el primer sitio del Callao. Por el valor demostrado en campaña fue ascendido a subteniente (enero de 1822) y destinado al batallón N° 1 de la Legión Peruana. Ya con el grado de teniente segundo concurrió a las adversas batallas de Torata y Moquegua, durante la primera expedición a intermedios (1823). Al año siguiente participó en las batallas de Junín y Ayacucho, y estuvo en la ocupación de Potosí (30 de abril de 1825). Como sargento mayor pasó a Lima en 1825 a resguardar el cuartel del batallón Granaderos N° 9, donde le tocó conjurar un motín encabezado por el teniente coronel Alejandro Huavique (23 de marzo de 1828).
Encarcelamiento y persecución política de Felipe Salaverry
En 1829 fue nombrado ayudante de campo del presidente José de La Mar, asistiendo a las acciones de Saraguro (13 de febrero) y Pórtete de Tarqui (27 de febrero). Al ser derrocado La Mar, sufrió prisión en Piura, pero más tarde Gamarra le ofreció la subprefectura de Tacna en 1831. Como no tenía intención de aceptar el cargo, dejó en su lugar interinamente al gobernador José Rosa Ara y viajó a Lima a solicitar su retiro. Acusado de conspiración fue apresado y se le condenó a pena de confinación en la aldea de Huallaga, cerca del Marañón, en el departamento de Amazonas (26 de julio de 1833). En complicidad con sus propios guardianes depuso en Chachapoyas al prefecto, desconociendo el gobierno de Gamarra. Fue capturado y encadenado, pero otra vez convenció a sus captores y efectuó un nuevo pronunciamiento el 26 de octubre de 1833. Marchó a Trujillo y en la garita de Moche se enfrentó a las fuerzas del general Francisco de Vidal, y cerca al pueblo lambayecano de Lagunas al coronel Pedro Muñecas, sufriendo sucesivas derrotas. Se retiró hacia Piura y, entregado a Vidal, fue embarcado con destino a Guayaquil; logró que la nave desviara su rumbo y desembarcó en las playas de Lambayeque, pasando inmediatamente a Trujillo en febrero de 1834. Para entonces se había restablecido en Lima el gobierno provisorio y Salaverry encabezó una movilización contra las autoridades locales, de cuya lealtad se desconfiaba. Asumió el cargo de comandante general del departamento de La Libertad y se unió a las fuerzas que en el departamento de Junín operaban contra los revolucionarios. Llego con sus tropas a Lima en los primeros días de marzo de 1834 concurriendo ya con el grado de coronel, a la acción de Huaylacucho (17 de abril de 1834) y al “abrazo de Maquinguayo” (24 de abril de 1834).
Toma de poder y muerte de Felipe Salaverry
Buscando su apoyo, el presidente Orbegoso lo ascendió a general de brigada, pero ya en este nuevo grado Salaverry sólo pensó en hacerse caudillo. Tomó por asalto las fortalezas sublevadas del Callao y fue nombrado gobernador de dicha plaza. Valiéndose de una treta, convenció a Orbegoso de marchar al sur para combatir una ficticia alianza de Gamarra con Echenique y, ausente aquél, se proclamó jefe supremo el 24 de febrero de 1835. En abril se apersonó a Trujillo con tropas de refuerzo para debelar el levantamiento del general Domingo Nieto, quien huyó hacia el callejón de Huaylas. Salaverry fue reconocido en diversos lugares del país y, para combatirlo, Orbegoso acudió al general Andrés de Santa Cruz, aceptando la intervención del ejército boliviano y comprometiéndose a establecer una confederación. Ello le dio oportunidad a Salaverry de atribuir a su campaña un carácter reivindicatorio, enfrentándose a Santa Cruz en Gramadal (26 de enero de 1836) y en Uchumayo (4 de febrero). Derrotado en Socabaya se dirigió a Mollendo y se entregó al general Guillermo Miller, con quien intento una negociación. Ésta no prosperó y fue conducido prisionero ante Santa Cruz. Sometido a un proceso sumario y transgrediendo todas las convenciones regulares de guerra, fue fusilado el 18 de febrero 1836 la plaza de Armas de Arequipa.