Hipólito Unanue y Pavón, nació en Arica el 13 de agosto de 1755. Hijo de Miguel Antonio de Unanue y Montalivere y de doña Manuela Pavón y Salgado. Realizó sus primeros estudios bajo la dirección del doctor Osorio, un cura ariqueño, y se trasladó a Arequipa para seguir la carrera eclesiástica en el seminario de San Jerónimo, guiado por los sacerdotes Salguero de Cabrera y Abad y Llana. Estudió allí Filosofía, Jurisprudencia y Humanidades y aprendió a leer el griego y el latín. En 1777 vino a Lima con su tío el padre Pedro Pavón. De inmediato se empleó como preceptor en casa de don Agustín de Landaburu, rico hacendado, hecho que le permitió relacionarse con los personajes más destacados de la sociedad virreinal. Entre los maestros que lo iniciaron en la física, la química y la historia natural figuran Cosme Bueno, Gabriel Moreno y Francisco de Rúa. Habiendo obtenido el grado de bachiller y la licenciatura, se recibió de doctor en Medicina por la Universidad de San Marcos el 23 de diciembre de 1786. Dos años más tarde obtuvo por concurso de oposición la cátedra de Método de Medicina.
Cargos durante el virreinato
Colaboró con Bausate y Mesa en el Diario económico y comercial de Lima (1790). Perteneció a la Sociedad Académica de Amantes del País y redactó artículos para el famoso Mercurio Peruano, firmándolos bajo el seudónimo de “Aristio”. Por entonces el virrey Teodoro de Croix promovía la creación de un anfiteatro anatómico con el fin de dinamizar la enseñanza de la medicina y acordó delegar esta responsabilidad en nuestro personaje. Dicho anfiteatro se inaguró formalmente el 21 de noviembre de 1792, en el claustro sanmarquino, ocasión en la cual Hipolito Unanue leyó un discurso titulado “Decadencia y restauración del Perú”. Desempeñó el cargo de cosmógrafo mayor del reino (por nombramiento de 1793) y se ocupó de preparar la Guía política, eclesiástica y militar del Perú. Posteriormente el virrey Gil de Taboada le encargó la redacción de parte de su memoria de gobierno. En 1799 Hipolito Unanue se casó con Manuela de la Cuba, con la cual no tuvo descendencia y murió en 1805. Antes de fallecer doña Manuela le pidió que contrajese matrimonio con Josefa de la Cuba y de la Rocha, una sobrina suya, y así lo hizo el sabio ariqueño. De este segundo matrimonio nacieron cinco hijos: Jesús, Francisca, Germán, Rosa y José.
Hipolito Unanue publicó en 1806 una de sus obras más conocidas, Observaciones sobre el clima de Lima y sus influencias en los seres organizados, que dedicó a su maestro Gabriel Moreno. Siendo virrey del Perú don Fernando de Abascal lo llamó para que integrase su circulo de consejeros y le otorgó el cargo de protomédico del virreinato (29 de noviembre de 1807). Su amistad con Abascal le permitió fundar una escuela de medicina, llamada de San Fernando en honor al virrey y para la cual Hipolito Unanue formuló el cuadro sinóptico que sirvió de base al régimen de enseñanza. En 1808 fue nombrado catedrático de Medicina y primer director de dicha escuela. Allí tuvo lugar la llamada “conspiración de San Fernando”, que reunió a un grupo de intelectuales para deliberar sobre los acontecimientos de la Península y la conducta que debían seguir los americanos.
Viaje de Unanue a España
En 1812 Hipolito Unanue redactó un memorial solicitando la igualdad de derechos entre criollos y peninsulares, y un año después, al realizarse elecciones generales para las Cortes, obtuvo una plaza de diputado por Arequipa. Le tocó llegar a Madrid justamente cuando se restauraba la monarquía absoluta de Fernando VII debido a lo cual optó por realizar gestiones diversas, como la restitución de los bienes de don Agustín de Landaburu. Se dice que el monarca, al comprobar en una entrevista el cúmulo de saberes que poseía el delegado peruano, acordó conferirle el título de Marqués del Sol; Unanue rechazó esta merced, pero obtuvo en cambio una imagen de la Virgen de la Asunción y la vindicación de los bienes de su protector Landaburu. Por real cédula del 9 de marzo de 1815, y a solicitud suya, se confirmó la creación del colegio de San Fernando. Unanue recibió finalmente el título de médico honorario de la Real Cámara de Su Majestad antes de volver a Lima (1816). Asumió el encargo de redactar la memoria de gobierno para el virrey Abascal y se retiró luego a vivir en sus haciendas del valle de Cañete.
Hipolito Unanue en la proclamación de la independencia
El 8 de setiembre de 1820 desembarcó en Paracas el ejército libertador del general José de San Martín, y Hipolito Unanue, quien se encontraba en su hacienda del valle de Cañete fue nombrado secretario del virrey Pezuela en las negociaciones de paz de Miraflores, que sin embargo fracasaron. Queriendo culpar a los patriotas del fracaso, el realista Dionisio Capaz publicó en la Gaceta del Gobierno un memorial ponzoñoso con la firma de Hipolito Unanue. Éste reaccionó indignadamente mediante un escrito titulado “Los males de la guerra civil y el deber de los escritores”, pero fue perseguido por las autoridades virreinales y se vio obligado a abandonar Lima en febrero de 1821. Retornó tras la proclamación de la independencia y en agosto de dicho año fue nombrado ministro de Hacienda por San Martín, cargo desde el cual se ocupó de reducir el número de empleados públicos, crear un banco auxiliar de papel moneda y establecer un reglamento provisional de comercio. Al instalarse el primer congreso constituyente (1822), Hipolito Unanue fue electo diputado por Puno y llegó aún a presidir dicho organismo. Perteneció a la Sociedad Patriótica de Lima y fue miembro fundador de la Orden del Sol. En la asamblea legislativa creada por Riva Agüero en 1823 se le asignó una plaza como senador por Tacna, optando por renunciar a causa de desavenencias políticas.
Cargos con Simón Bolívar
Tuvo una entrevista con Simón Bolívar tan pronto como llegó a tierra peruana y el Libertador lo convirtió de inmediato en su hombre de confianza, consejero y médico personal. En noviembre de 1824 Hipolito Unanue recibió el nombramiento de ministro de Gobierno y Relaciones Exteriores, y después de la capitulación de Ayacucho le tocó presidir el consejo de gobierno, por ausencia de La Mar. En el aspecto económico, dictó el primer reglamento de comercio, estableció elmpersonal de aduanas y dio impulso a la agricultura, minería e industria manufacturera. En el aspecto educacional, restauró los colegios que ya no funcionaban, fundó otros colegios en Lima y en provincias, organizó la Dirección General de Estudios y creó sociedades con fines culturales como la Sociedad Filarmónica y el Museo de Ciencias Naturales. Además, creó la primera junta de beneficencia pública, fundó establecimientos hospitalarios y propagó la vacunación para erradicar la viruela. En junio de 1826 llegó a ser nombrado ministro de Justicia y Negocios Eclesiásticos, pero al cabo de pocos meses decidió retirarse a su fundo de San Juan de Arona.
Muerte de Hipólito Unanue
Con la salud quebrantada, vio todavía expirar a su segunda esposa doña Josefa de la Cuba, y compartió sus últimos días con un vecino prominente: el ex director supremo de chile, Bernardo O’Higgins, quien era dueño de la hacienda “Montalván”. Sintiendo cercana la muerte, Hipólito Unanue regresó a la ciudad de Lima, donde falleció el 15 de julio de 1833, a los 78 años de edad.