Manuel Prado y Ugarteche (1889 – 1967), fue Presidente de la República del Perú entre 1939-1945 y 1956-1962. Hijo del ex presidente Mariano Ignacio Prado y de Magdalena Ugarteche. Nació en Lima el 21 de abril de 1889 y murió en París el 14 de agosto de 1967. Sus estudios escolares los culminó en el colegio La Inmaculada y siguió su formación profesional en la facultad de Ciencias de la Universidad de San Marcos; allí se doctoró en 1910 con la tesis Ensayo sobre el régimen pluviométrico de Lima. Asimismo hizo estudios en la Escuela Nacional de Ingenieros, donde recibió el título de ingeniero civil (1911). Como alumno universitario siguió, además, instrucción militar hasta lograr el grado de sargento de caballería, y luego el de alférez de caballería en un curso organizado por la Misión Militar Francesa en Chorrillos. Con este grado se incorporó al ejército y fue movilizado durante el conflicto con Ecuador (1910). De otro lado, asistió al Primer Congreso Internacional de Estudiantes en Montevideo (1907). Incorporado a la docencia universitaria tuvo a su cargo, en la facultad de Ciencias sanmarquina, el curso de Análisis Infinitesimal (1912). Miembro desde muy joven del Partido Civil, acompañó al general Óscar R. Benavides en su golpe de estado contra Guillermo Billinghurst (1914); esta participación le valió el ascenso a teniente.
Primer Gobierno de Manuel Prado y Ugarteche
Asumió la presidencia de las Empresas Eléctricas Asociadas hasta que resultó elegido diputado por Huamachuco (1919); desde el Congreso inició una férrea oposición al gobierno de Augusto B. Leguía, actitud que le valió el destierro (1921). Permaneció en Europa hasta 1932. A su retorno fue nombrado presidente de la Compañía Peruana de Vapores y del Banco Central de Reserva, y fue elegido, con el apoyo del presidente Benavides, a la presidencia de la República para el período 1939-1945. Durante este su primer gobierno, el país gozó de una bonanza exportadora favorecida por la segunda guerra mundial. Además Prado desplegó esa combinación de astucia táctica, flexibilidad estratégica y encanto personal que hizo de él uno de los políticos más eficaces del Perú moderno. Tuvo que afrontar un conflicto con el Ecuador, lográndose la firma del Protocolo de Río de Janeiro (1942), garantizado por los Estados Unidos, Brasil, Chile y Argentina.
Otras obras de su gobierno fueron la creación de los departamentos de Tumbes y Pasco, la realización del censo general (1940), la dación de la ley orgánica de Educación Pública acompañada por un agresivo plan de alfabetización a nivel nacional (1941), el establecimiento de la Corporación Peruana del Amazonas para favorecer la industria del caucho, la inauguración del hospital Obrero, la construcción del cuarto Barrio Obrero en el Rímac. Medidas políticas fueron el otorgamiento del mariscalato a Óscar R. Benavides y su envío inmediato a Madrid en calidad de embajador, la disminución de la persecución en contra de los apristas, aunque no se les levantó la condición de ilegales. Al término de su gobierno emigró a Francia y retornó en 1956, al ser nuevamente postulada su candidatura a la presidencia de la República. Sus seguidores fundaron el Movimiento Democrático Pradista, que pronto cambió su denominación por Democrático Peruano, porque el adjetivo “pradista” podía significar un recorte en el tiempo al estar vinculado específicamente a la figura de su fundador y, además, porque todavía existía aquella “leyenda negra” con respecto al general Mariano Ignacio Prado, padre del fundador, y de dudosa actuación política con ocasión de la guerra con Chile.
Segundo gobierno de Manuel Prado y Ugarteche
Increíblemente Prado resultó elegido con los votos del Apra, partido que durante su primer gobierno había sido declarado al margen de la ley. Por ello esta gestión fue llamada el “período de la convivencia”. Inmediatamente derogó la ley de seguridad interior, comprendiendo en la amnistía subsecuente a todos los presos políticos y a los que se hallaban exiliados. En materia económica, durante su mandato, las exportaciones pasaron por momentos difíciles, con excepción del “boom” de la harina de pescado, que duró varios años. En el campo político se fundaron y se consolidaron agrupaciones de tendencia mesocrática y reformista como Acción Popular, la Democracia Cristiana y el Movimiento Social Progresista. Al aproximarse el final de su gobierno, el descontento popular era innegable. Se criticaba la baja cotización de la moneda, el alza de la gasolina y su propia personalidad, de tendencia pomposa y frívola en momentos difíciles. En esos años se desarrollaron mucho las migraciones de la sierra y se incrementaron las barriadas en torno a Lima, al punto de hablarse con temor del “cinturón de miseria” que empezaba a rodear la capital. Una de estas barriadas fue Ciudad de Dios, lugar en el cual Prado hizo levantar conjuntos habitacionales para desaparecer las chozas de esteras levantadas por los migrantes. En 1962 fue finalmente derrocado por un golpe militar que repudió un presunto “fraude” en las elecciones generales.
Muerte de Manuel Prado y Ugarteche
Prado abandonó el país y volvió a radicarse en París. Hizo una breve visita al Perú al conmemorarse el centenario del combate del Callao (2 de mayo de 1866), ocasión en que se le rindió un homenaje por ser hijo del ex presidente Mariano Ignacio Prado, quien gobernaba el Perú durante el conflicto con España. Murió en la capital francesa en 1967. Contrajo matrimonio, por vez primera, con Enriqueta Garland, y fueron sus hijos Rosa y Manuel Prado Garland; y en segundas nupcias, con Clorinda Málaga, sin descendencia.