Está considerada la más grande de América precolombina. La maravillosa dudad de Chan Chan, capital del reino Chimú, se ubica frente al mar, muy cerca de la desembocadura del río Moche, ocupando alrededor de 24 kilómetros cuadrados. Se trata de una de las ciudades más grandes de la América precolombina y su grandeza asombra a visitantes del mundo entero, a pesar de su tremendo deterioro.
En ella es posible distinguir tres sectores diferentes, el principal es un conjunto de grandes recintos rectangulares conocidos como palacios o ciudadelas. En torno a éstos se encuentran zonas de viviendas menores que conforman una especie de barrios marginales y otros grandes recintos.
Ciudadelas o palacios
Se trata de diez grandes áreas rectangulares delimitadas por muros de barro que alcanzan alturas de 10 metros. Todas se orientan de norte a sur y comparten una misma estructura general. Al interior, el espacio está dividido en una serie de patios con rampas, pasadizos, habitaciones, estructuras en forma de U, plataformas funerarias, depósitos, talleres, grandes pozos rectangulares de agua, etc. Generalmente existe una sola puerta de acceso, ubicada en el lado norte. Las ciudadelas son conocidas como: Gran Chimú, Velarde, Squier, Tello, Uhle, Laberinto, Caihuac, Tschudi, Rivero y Bandelier.
La arquitectura de la ciudadela Chan Chan
Una de las características de la sociedad chimú es su rígida división en grupos sociales. Una de las ideas más aceptadas es que las ciudadelas fueron verdaderos palacios en los que vivía la selecta nobleza, aislada casi por completo del mundo exterior. Su acceso era restringido. Estos palacios no sólo servían como viviendas de elite sino que reunían en su interior a funcionarios encargados de recibir los productos que el pueblo entregaba a manera de tributo.
Se cree que también había artesanos especializados al servicio de los nobles y que ciertos sectores del palacio albergaban a los sirvientes y se diferenciaban claramente de la zona habitada por los señores.
Se supone que cada uno de los palacios pertenecía a un gobernante y que cuando éste moría, era enterrado en el sector de las plataformas funerarias. El palacio le seguía perteneciendo y sus parientes continuaban viviendo en él encargándose de rendirle veneración. El siguiente gobernante tenía que construir su propio palacio en el que viviría y se enterraría al morir. Esto quiere decir que los palacios fueron construidos uno después del otro, según morían los sucesivos gobernantes. Los sucesores del mítico Tacaynamo habrían sido enterrados allí, cada uno en su palacio.
Otras zonas
Al oeste, sur y noroeste del área central se ubicaban los barrios marginales conformados por numerosas viviendas hechas de caña y barro, que habrían albergado a una población agricultora y pescadora. Además, existen varios monumentos que probablemente cumplieron funciones religiosas, como la Huaca del Obispo, la de Toledo y la de Las Conchas. Aunque en el área central vivió poca gente, Bonavia calcula que toda la ciudad debió albergar una población de 20,000 a 40,000 habitantes.
Los frisos
Característicos de la arquitectura chimú son los frisos de barro que decoran las paredes. Son figuras en plano relieve que cubren totalmente largas paredes. Uno de los lugares donde se concentra mayor número de frisos es Chan Chán con patios y pasadizos profusamente decorados con figuras geométricas de peces y de aves. Se sabe que los frisos tenían vivos colores, lo que hacía que sus i motivos resaltaran aun más.