Cerámica de la cultura Wari

Cultura Wari o Huari

A fines del Intermedio Temprano, los centros urbanos de la sierra central, particularmente de la zona de Ayacucho, mantenían relaciones con otros desarrollos como las culturas Nazca y Tiahuanaco. Pero es en el Horizonte Medio que aparece la denominada tradición Conchopata, que se considera el origen de la cultura Wari ó Huari. Recién entre el año 500 y el 900 d.C. dicha cultura logra su máximo apogeo, el cual se asocia al desarrollo y a la expansión desde su capital, que lleva el mismo nombre.

EXPANSIÓN DE LA CULTURA WARI

Poco después de su inicio, la cultura Wari llegaron a expandirse por el sur hasta Acarí, por la costa norte hasta el valle del Santa y por la sierra hasta el callejón de Huaylas. Con la consolidación del imperio, logró extenderse desde Sicuani y la región Arequipa hasta Cajamarca por la sierra y desde Ocoña y Sihuas hasta Lambayeque por la costa.
Las evidencias reflejan una gran expansión de la cultura Wari, pero ademas, muestran que no solo se trató de una conquista militar sino más bien de un proceso de asimilación de estos pueblos a la administración de la cultura Wari y a otros patrones de su cultura, especialmente la religión y el urbanismo.

mapa cultura wari huari
Mapa de la Cultura Wari

MEDIO AMBIENTE

La región donde se originó la cultura Wari es una zona árida, en la cual el desarrollo de la agricultura es bastante difícil debido a lo agreste del territorio y la escasez de agua. Por ello los habitantes de la cultura Wari se vieron obligados a realizar trabajos para canalizar el agua y también crear andenes con el objetivo de ampliar las zonas cultivables. Los pastizales de las zonas altas permitieron el desarrollo de la ganadería de camélidos.

ORGANIZACIÓN

La cultura Wari creó instituciones administrativas, ademas de guardar una estructura jerárquica en los centros que fundaron. Contaron con almacenes, talleres artesanales y centros habitacionales.
Todo ello dentro de una organización basada en la reciprocidad con las poblaciones que asimilaron. Por eso el estado de la cultura Wari organizaba fiestas y agasajos que más tarde le permitían obtener las prestaciones de trabajo. Asimismo en tan complejo imperio, fue necesario crear un método para la contabilidad y control. Los hallazgos arqueológicos han demostrado que los habitantes de la cultura Wari ya utilizaban un tipo de quipu y que desarrollaron una red de caminos que conectaban la capital con los centros regionales.

Aspecto Económico.

Dado el carácter imperial de este Estado; su política económica se orientó, a explotar a los pueblos colonizados.
El arqueólogo Luis Guillermo Lumbreras, refiriéndose a este aspecto señala: «La política de los ayacuchanos parece haber estado orientada a obtener el máximo de utilidades agropecuarias, en los valles colonizados, tanto en la sierra como en la costa. Aprovechando la experiencia agraria local, así como la de todos los territorios conquistados, se desarrolló un programa hidráulico de vasto alcance, habilitando nuevas tierras en cada valle y racionalizando la siembra y la cosecha (….) la construcción de canales, reservorios de agua y otros servicios agrarios, fueron también utilizados para el mantenimiento urbano, el que además fue complementado con caminos a lo largo del Imperio”.

RELIGIÓN

La religión de la cultura Wari fue el resultado del sincretismo de divinidades locales, especialmente de Ayacucho, Nazca y Pachacamac. Lograron expandir el culto al Dios de las Varas (una variante local, distinta de la versión Tiahuanaco). De acuerdo con las investigaciones, la difusión del culto de la cultura Wari sirvió como elemento de expansión territorial y cultural.

URBANISMO

Esta cultura introdujo nociones y patrones novedosos en la formación de las ciudades en los Andes. La concepción centralista permitía controlar a la población y el cumplimiento de sus actividades. Los centros estaban organizados en función de un eje norte-sur y eran construidos cerca de caminos principales que formaban toda una red vial. Sin embargo, solo la elite residía en las ciudades; la gente común acudía únicamente para cumplir con sus tareas o participar en las ceremonias religiosas y vivían en las zonas rurales aledañas. Entre los principales centros de la cultura Wari encontramos, cerca de Cuzco, la capital provincial Piquillacta, que tuvo murallas de hasta 12 metros de altura y que ocupó un área de casi dos kilómetros cuadrados. Casos similares encontramos en Moquegua, Cerro Baúl y en las serranías de Lima y en el callejón de Huaylas, donde están Huaricoto y Huilcahuaín, respectivamente.

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Piquillacta – Cultura Wari

LA CIUDAD DE WARI

La capital de la cultura Wari estuvo ubicada al noreste de Ayacucho. El área urbana ocupaba entre 1000 y 1500 hectáreas. En el área central se ubicaban grandes terrazas y recintos amurallados con edificios interiores. A pesar de tener capacidad para entre 35 y 70 mil personas, solo tuvo una población de entre 10 y 21 mil habitantes. Se dividió en barrios: Checohuasi, Moraduchayoc, Capillayoc y Ushpa Coto.

CERÁMICA

Según las evidencias, la cerámica de la cultura Wari estuvo marcada por diferentes influencias. Los investigadores, en función de la época y el lugar en que se desarrolló y las características que presenta, han dividido la cerámica de la cultura Wari en diversas fases o estilos, entre los que destacan Chaquipampa, Conchopata y Robles Moqo. Los habitantes de la cultura Wari fabricaron cerámica fina que estuvo orientada al uso de la élite, además de servir para la difusión de las ideas religiosas. También hicieron otra de uso domestico.

TEXTILERÍA

El arte textil de la cultura Wari alcanzó un alto grado de desarrollo. Elaboraron tejidos teniendo como materia prima el algodón, la lana de alpaca y de vicuña. Los tejidos que fabricaron sirvieron tanto para la indumentaria como para los rituales funerarios. Su especialidad fueron los tapices, en los que representaron a seres míticos de su religión, así como motivos con serpientes, felinos y aves. Los tejidos se caracterizaron por un gran despliegue cromático. Predominaron el rojo, azul brillante, amarillo, dorado y el blanco. Además de los tapices, elaboraron fajas, bolsos, los uncos o camisones sin mangas. Las evidencias de la textilería de la cultura Wari han sido halladas en diversos lugares del territorio peruano.

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Textil de la Cultura Wari o Huari

La Caída de la Cultura Wari

Los imperios son poderosos en tanto mantienen sojuzgados a los pueblos, pero cuando éstos se liberan aquéllos decaen.
La Cultura Wari no fue ajeno a la afirmación anterior. Los especialistas señalan que varias de las ciudades coloniales de Wari, llamadas cabeceras de región, fueron adquiriendo importancia política y económica, hasta alcanzar una situación similar a la ciudad metropolitana; fue en aquellos momentos cuando dichas colonias empiezan a liberarse del control imperial Wari.
Este proceso se fue repitiendo sucesivamente uno tras otro, hasta llegar al punto en que la ciudad metropolitana de Wari se convirtió en un elefante blanco, fue entonces cuando vino su ruina. Todo esto sucedió hacia fines del siglo XI.
Pachacámac (Lima) constituye un caso típico de cómo se dio el proceso de liberación de las colonias de Wari.
El fin del Imperio Wari es el fin de todo un período de nuestra historia y a la vez marca el inicio de otro nuevo llamado los Estados Regionales en el que se desarrollaron numerosos reinos, señoríos y confederaciones, cada uno de ellos en forma autónoma.

Cómo citarnos
López, Carlos y Aguilar, Julia (2014, 23 de julio). Cultura Wari o Huari. Historia del Perú. https://historiaperuana.pe/periodo-autoctono/cultura-wari-huari