Naylamp es representado por una divinidad de ojos alados. La divinidad central de la cultura Lambayeque es el personaje de los ojos alados. Su rostro está representado en infinidad de objetos como tumis, vasijas de cerámica y adornos de metal, convirtiéndose en el rasgo más importante de la iconografía.
Su principal característica son los ojos con un extremo en punta que se eleva. Además, tiene nariz prominente y orejas puntiagudas que llevan grandes aretes. La boca suele ser recta y algunas veces lleva un tocado semicircular.
Naylamp y su identidad
Se ha pensado que corresponde a la representación del personaje mítico de Naylamp, cuyo culto fue de mucha fuerza. El ojo alado ha sido interpretado como de naturaleza omitomorfa, por lo que se trataría de un hombre pájaro. Precisamente el mito de Naylamp señala que cuando murió le crecieron alas y se fue volando.
Una representación clara de Naylamp con alas sería el tumi de Illimo que fue robado del Museo de Arqueología y destruido hace algunos años. Federico Kauffmann señala que el personaje lleva una enorme corona de media luna y curiosamente alas simbólicas a los costados como si fueran segundos brazos. Este detalle resulta de especial interés por cuanto permite establecer, de modo casi inequívoco, la identidad de la figura con el personaje Naylamp. Además en el tumi se mezclan rasgos humanos y de ave.
Importantes personajes de la sociedad lambayeque fueron enterrados con grandes y magníficas máscaras hechas de metal que reproducen el rostro de esta divinidad. Hay quienes piensan que se trataría de sacerdotes gobernantes y que las usaban porque eran los representantes de su dios en la tierra.
El Tumi
Federico Kauffmann dice que a pesar de que la palabra quechua tumi o tome se traduce por cuchillo, el tumi parecería ser un hacha. Sin embargo su uso no tuvo necesariamente que haber sido funcional. El tumi de Illimo, por ejemplo, es sobre todo la representación de una divinidad. La hoja de media luna parecería haber tenido solamente un carácter evocativo ritual ligado a conceptos mágico-religiosos. El cronista A. de Calancha (1638) lo vincula a la importancia que los pobladores de la costa norte le daban a la Luna. La forma de la hoja del tumi la representa. Casi siempre los personajes desarrollados sosteniendo tumis son seres sobrenaturales o sus emisarios.