Destacan los mantos de plumas y las telas ricamente bordadas. La textilería chimú destaca por la versatilidad de técnicas, por su iconografía y por su belleza estética. Emplea los tejidos llanos, las telas dobles, el tapiz, el bordado, las bandas de trama, las gasas, las telas pintadas en tie-dye y los tejidos de plumas. Acerca de los plumajes chimú el Padre Bernabé Cobo dice: «el lustre y resplandor y visos de las telas de plumas eran de tan rara hermosura, que si no es viéndolo no se puede dar bien a entender»
El algodón natural y la alpaca fueron las fibras más comunes; los colores rojos y amarillos, los que más destacan en los textiles.
El personaje principal
En la iconografía de los textiles chimú aparece un personaje central que tiene la cabeza separada del cuerpo. Este ser antropomorfo suele ser simétrico, tiene los brazos extendidos, los pies y las manos dirigidos hacia los lados y casi siempre lleva aretes y un gran tocado en forma de media luna. Su identidad es una incógnita, aunque se dice que tal vez representa a la divinidad de la Portada del Sol de Tiahuanaco, reinterpretada de una manera más apacible.
El animal de la luna
Otra imagen que aparece con frecuencia en la iconografía del arte textil chimú es la de un animal aparentemente felínico que se muestra encorvado. Su origen se remonta a la iconografía moche y recuay. Generalmente se le encuentra sentado. Su piel parece de caimán, la lengua de lagarto y tiene cresta y cola que se asemejan a la de un animal prehistórico. Se le conoce como el animal de la luna.
La textilería chimú tiene los tejidos más grandes hasta ahora encontrados en el Perú prehispánico. Por su tamaño se ha podido determinar que estas enormes telas de algodón en estado natural se usaban para cubrir muros. En este género destaca el que ilustra a unos personajes principales con unos prisioneros sujetos por una cuerda, encontrado en los terrenos de la hacienda Mocupe, dentro de una cámara cubierta con una losa de piedra. Este textil medía aproximadamente 35 metros de largo en su estado original. Parecería que, a la usanza del Templo de Cerro Sechín, se podría tratar de algún acontecimiento mítico o arquetípico de esencial trascendencia para la cultura Chimú.