Felipe Pardo y Aliaga (1806 – 1868), fue un poeta y político. Hijo de Manuel Pardo Ribadeneira, oidor de las audiencias de Lima y del Cuzco y de Mariana de Aliaga y Borda. Nació el 11 de junio de 1806 y por vínculos familiares pertenecía a la más alta aristocracia colonial. Pasó su infancia en el Cuzco, donde su padre desempeñaba el cargo de regente de la Real Audiencia (1806–1815), y fue testigo de la agitación social en el sur andino por aquellos años, especialmente de la violenta rebelión de los hermanos Angulo y del curaca de Chincheros, brigadier Mateo Pumacahua (1814). Por su intransigente lealtad a la Corona su padre estuvo a punto de ser ahorcado por los rebeldes. Felipe Pardo pasó a Lima y, concluida la independencia, abandonó el Perú y se trasladó a España con su familia. En la Península siguió estudios de una esmerada vocación clásica en el colegio de San Mateo, bajo la dirección de Alberto Lista. Luego pasó a la Academia del Mirto, donde tomó contacto con Ventura de la Vega, José de Espronceda y otros escritores reconocidos de la época. Regresó a Lima en 1828 y se desempeño como abogado. Dirigió El Conciliador (1829–1833), periódico oficial adicto al régimen de Agustín Gamarra, frecuentó la tertulia conservadora y autoritaria de José María de Pando y colaboró en el Mercurio Peruano, diario portavoz de los contertulios. De allí en adelante, Pardo combatió regímenes de corte liberal como el de Luis José de Orbegoso (1834) desde periódicos cargados de sátiras: El Hijo del Montonero, El Coco de Santa Cruz y Para Muchachos. Siguió con su participación política mediando en el conflicto entre Gamarra y Salaverry y permaneció en Chile cuando el general Andrés de Santa Cruz mandó fusilar a Salavery luego de la batalla de Socabaya. Fue opositor al proyecto santacrucino de confederar Perú y Bolivia y editó en Santiago un periódico, El Intérprete (1837), desde el cual criticó y satirizó a Santa Cruz. De regreso al Perú fue nuevamente deportado (1840) a Chile. Durante el Directorio de Manuel Ignacio de Vivanco ocupó el ministerio de Relaciones Exteriores (1843–1844) y volvió a ocupar dicho cargo durante el primer gobierno de Ramón Castilla (1848–1849). Aquejado por problemas de salud, tuvo que retirarse de la vida política dedicándose a sus labores literarias.
Matrimonio e hijos de Felipe Pardo y Aliaga
Contrajo matrimonio con Petronila de Lavalle y Cabero, y fueron sus hijos Manuel, presidente del Perú entre 1872–1876, Mariana, Francisca y Felipe. Afectado en sus últimos años por la parálisis y la ceguera, muere en Lima el 25 de diciembre de 1868.
Obras importantes de Felipe Pardo y Aliaga
Detrás de su actitud personal, conservadora y autoritaria, estuvo la experiencia de una época caótica, teñida por el caudillismo militar y la crisis económica, en oposición a los tiempos del virreinato; y si bien su grupo social no había perdido el poder real, había que mantenerlo a costa, incluso, de apoyar a un militar autoritario que garantizara el orden. Escribió tres comedias teniendo como marco el perfil de su época: Frutos de la educación (1828), Una huérfana en Chorrillos (1833) y Don Leocadio y el aniversario de Ayacucho (1833); también una breve serie de artículos costumbristas publicados en el periódico El espejo de mi tierra (1840 y 1859); y poesías satíricas, entre las cuales destacan las compiladas por Alberto Tauro en La Nariz (1957) y La Jeta (1835). Diversos escritos que muestran la versatilidad literaria de Pardo han sido recogidos también en Poesías y escritos en prosa, con prólogo de su hijo Manuel Pardo y Lavalle (París, 1869), y en Poesías, con introducción y notas de Luis Monguió (Berkeley, 1973).