José Carlos Mariátegui fue un periodista, pensador y político. Hijo de Francisco Javier Mariátegui Requejo, empleado menor del Tribunal Mayor de Cuentas, y de María Amalia La Chira Vallejos. José Carlos Mariátegui nace en Moquegua el 14 de junio de 1894, un año antes de la revolución civil protagonizada por Nicolás de Piérola, y muere en Lima el 16 de abril de 1930.
Su padre abandona el hogar siendo José Carlos muy niño; la madre, para mantener a sus hijos, se traslada a Lima y luego a Huacho donde residía su familia (1899). Tuvo tres hermanos: Amanda, fallecida muy niña, Guillermina y Julio César, quien más tarde se convirtió en librero y editor.
En Huacho ingresa a una pequeña escuela (1901) pero luego sufre un accidente, que le impide continuar sus estudios. Luego de una larga convalecencia de cuatro años, queda irremediablemente baldado de una pierna. En noviembre de 1907 muere su padre en el Callao.
Inicios en los diarios limeños
En 1909 José Carlos Mariátegui ingresa como auxiliar al taller de linotipia del diario La Prensa de Lima y en menos de un año asciende a ayudante de linotipista y corrector de pruebas. En febrero de 1911 apareció su primer artículo en La Prensa, firmado con el seudónimo de “Juan Croniqueur”. Se le encomienda la redacción de las notas policiales y de lotería (1912) antes de pasar a la redacción del periódico (1913), escribiendo a partir de allí regularmente artículos sobre temas literarios y artísticos. Colabora, además, con la revista frívola Mundo Limeño (1914), con la revista hípica El Turf y con la revista femenina Lulú (1915).
Ese mismo año fue uno de los iniciadores y fundadores del Círculo de Periodistas, el primer intento en Lima de reunir a los hombres de su profesión como gremio. Un año especialmente denso fue 1916: en enero estrena con poco éxito Las tapadas, obra de teatro escrita en colaboración con Julio de la Paz, en un acto y cuatro cuadros; en febrero se retira al convento de Los Descalzos, escribiendo poemas que son publicados por la revista Colónida; en junio renuncia a La Prensa; al mes siguiente ingresa a El Tiempo como redactor principal y cronista parlamentario con su sección “Voces”, dedicada a comentarios satíricos sobre la política nacional; es nombrado codirector de la revista El Turf; publica el poema dramático La Mariscala, escrito junto a Abraham Valdelomar, en un prólogo y seis jornadas; y anuncia su poemario Tristeza, que no llega a publicarse.
En 1918 publica por corto tiempo el diario La Noche, en contraposición al diario El Día, vinculado al gobierno de José Pardo; se matricula en la Universidad Católica para llevar un curso de Latín; gana el premio Municipalidad de Lima otorgado por el Círculo de Periodistas por su crónica periodística “La procesión tradicional”, dedicada a la fiesta del Señor de los Milagros en octubre; es elegido vicepresidente del Círculo de Periodistas; junto a César Falcón y Félix del Valle funda Nuestra Época, revista de moderada orientación socialista, y es uno de los fundadores del Comité de Propaganda y Organización Socialista, del cual se separa pronto por divergencias internas; en noviembre estalla un escándalo cuando José Carlos Mariátegui y unos amigos escritores llevan una noche de noviembre de 1917 a la bailarina argentina Norka Rouskaya a bailar semidesnuda la Marcha fúnebre de Chopin en el cementerio general (hoy Presbítero Maestro).
A principios de 1919 se separa de El Tiempo y empieza a publicar en el diario La Razón, apoyando las demandas de los obreros y la necesidad de una reforma universitaria; la publicación fue clausurada por el régimen de Augusto B. Leguía y, en octubre, Mariátegui es enviado a Italia por el gobierno como agente de propaganda del Perú en el extranjero, una forma de encubrir su deportación. Asiste al congreso del Partido Socialista Italiano en Livorno y se casa con Anna Chiappe (1921); funda la primera célula comunista peruana con César Falcón, Carlos Roce y Palmiro Machiavello (1922); y recorre Francia, Alemania, Austria, Hungría, Checoslovaquia y Bélgica.
Regreso de José Carlos Mariátegui al Perú y sus primeras publicaciones
A su regreso, en marzo de 1923, se contacta con Víctor Raúl Haya de la Torre y la Universidad Popular “González Prada” por intermedio de Fausto Posadas. Inicia su colaboración con la revista Variedades y, desde la dirección de la revista Claridad, impulsa la fundación de la Editorial Obrera Claridad (1924). Ese mismo año le amputan la pierna izquierda para salvarle la vida e inicia su colaboración en la revista Mundial con la serie “Peruanicemos al Perú”. En 1925 es propuesto como catedrático en la Universidad de San Marcos, sin embargo, el rectorado no acepta; en octubre funda la editorial Minerva y publica su primer libro: La escena contemporánea (Lima, 1925), colección de artículos sobre la política y cultura europeas de su tiempo.
En setiembre de 1926 publica la célebre Amauta, revista mensual que dirigió hasta su muerte, con ocasionales intervalos a causa de avatares políticos, como la clausura ordenada por Leguía entre junio y diciembre del año siguiente.
En 1928 rompe con Haya de la Torre y define la orientación socialista de Amauta, iniciando las gestiones para formar un Partido Socialista, lo que se concreta el 7 de octubre. En noviembre de ese año publica Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana, su libro más célebre y difundido, y el primer número del quincenario obrero Labor.
En Mundial continúa con sus colaboraciones y escribe su novela corta La novela y la vida (1929); prosigue su labor política formando el Comité Organizador Pro-Central General de Trabajadores del Perú y es a la vez nombrado miembro del Consejo General de la Liga Antiimperialista, órgano perteneciente a la Tercera Internacional.
En setiembre de 1929 el gobierno de Leguía clausura Labor y allana la casa de Mariátegui quien, ya con su salud muy afectada, nombra a Eudocio Ravines secretario general del Partido Socialista. Internado en la clínica Villarán, muere el 16 de abril de 1930.
Publicaciones de José Carlos Mariátegui
En un período de veinte años (1911-1930) Mariátegui escribió cerca de 3 mil textos de toda índole: inició su trayectoria redactando crónicas periodísticas incursionando luego en el teatro, el cuento y la poesía, hasta acabar como gran ensayista periodístico. En vida sólo publicó dos libros: La escena contemporánea (1925) y los Siete ensayos. Luego de su muerte, sus herederos se dedicaron a publicar los materiales que Mariátegui había organizado parcialmente, pues siempre escribió en función de la demanda periodística y no pensando premeditamente en un libro. A pesar de que muchas de sus apreciaciones sobre el Perú fueron unilaterales o esquemáticas, a veces prejuiciosas como en el caso de la literatura peruana, no podemos dejar de reconocer sus agudas y provocativas observaciones sobre los principales temas nacionales: la economía, el problema del indio, el problema de la tierra, la educación, el factor religioso, el regionalismo y el centralismo. De sus obras destacan El alma matinal y otras estaciones del hombre de hoy (1950) y La novela y la vida (1955); sus artículos reunidos en los siguientes volúmenes: El artista y la época (1959), Signos y obras (1959), Historia de la crisis mundial (1959), Peruanicemos el Perú (1970), Temas de nuestra América (1960), Ideología y política (1969), Temas de educación (1970), Cartas de Italia (1969) y Figuras y aspectos de la crisis mundial (3 vols., 1971). De otro lado, gracias a una paciente compilación, el investigador italiano Antonio Melis ha editado su Correspondencia (2 vols., 1984).