Los chimú fueron grandes navegantes e hicieron largas travesías. Cuando los conquistadores españoles incursionaron en el mar frente a nuestras costas se encontraron con expertos navegantes en la zona de Tumbes. Ellos eran herederos de grandes conocimientos adquiridos a través de los siglos por pueblos anteriores a los incas. Los hombres de la cultura Chimú utilizaron esos conocimientos tanto para la pesca como para realizar largos viajes con el fin de intercambiar productos en otras regiones del continente.
Las embarcaciones
Existieron dos tipos de embarcaciones. Para la pesca individual se utilizaba el denominado caballito de totora hecho de atados de junco, que soportaba a una persona sentada o arrodillada. Estos caballitos son muy comunes aun en la actualidad y se les puede encontrar en las caletas de pescadores de la costa norte.
El otro tipo era la balsa, una superficie plana formada por varios troncos y sobre la que se levantaba uno o dos mástiles en los que se colocaba una enorme pieza de tela. Esta vela, que podía ser cuadrada o triangular, era el principal medio de propulsión de la balsa y algunas veces se complementaba con los remos. Las balsas podían ser bastante complejas, incluyendo una cabina en la que dormía la tripulación y se guardaba la mercadería. Como anclas utilizaban piedras.
Las balsas de troncos estaban hechas con una tecnología apropiada para nuestro mar, especialmente acondicionadas para llegar hasta la orilla de playas poco profundas.
Un sistema particular fue el de las guaras. Eran tablones que iban colocados entre los troncos de la proa y la popa. Al subir y bajar estas guaras se controlaba la dirección de la balsa. El sistema era tan eficiente que se podía navegar incluso en contra del viento.
Balsas y mitos
Las balsas son mencionadas en los más importantes mitos prehispánicos de la costa. En una de ellas llegó Naylamp para formar su reino en Lambayeque, y Tacaynamo para fundar el reino Chimú.
Se sabe que existieron balsas que soportaban hasta 60-70 toneladas y que los chimú a veces realizaban viajes por dos meses, para lo cual se llevaba alimento suficiente. Las últimas balsas de gran tamaño navegaron en la costa norte hasta inicios del siglo XX y han sido fotografiadas por Hans Brüning.